Bebé sobreviviente del terremoto en Haití muere por falta de atención


"A veces llegan demasiado tarde", dijo el jefe de pediatría del hospital el doctor Adrien Colimon con una mirada triste al tiempo que los doctores le colocaban un chaleco azul a la pequeña.
Puerto Príncipe.- Abigail Charlot, una bebé de 14 meses, sobrevivió al terremoto de Haití, pero no pudo resistir las secuelas de la destrucción.

Dos médicos suizos trabajaron en un hospital universitario para mantener viva a la bebé, gravemente deshidratada. Hicieron todo lo posible para cuidarla entre dos carpas que funcionaban como pabellón pediátrico. Un médico la hacía respirar con una máquina manual y el otro le introdujo una aguja en su pequeña pantorrilla derecha para hidratarla.

Media hora después todo había terminado. El corazón de Abigail dejó de latir a la 1:30 de la tarde del 6 de febrero de 2010.

"A veces llegan demasiado tarde", dijo el jefe de pediatría del hospital el doctor Adrien Colimon con una mirada triste al tiempo que los doctores le colocaban un chaleco azul a la pequeña.

La madre de la bebé la llevó el viernes con fiebre y diarrea, dijo Colimon. Tenía una semana enferma.

Pocos minutos antes de que Abigail muriera Colimon llevó amablemente a sus padres a una de las carpas. Cuando supo las noticias, Simone Bess, de 20 años, gritó amargamente y cayó sobre el piso de piedras.

"Por favor déme a mi hija", decía desconsolada. "Mi única hija".
"¡Díganles que hagan algo por ella, díganles que la despierten!", repetía.

A pocos metros de ahí, el padre de la pequeña James Charlot se encogió contra la pared en medio del dolor. Al otro lado de esa pared un pabellón derrumbado retenía a un número no identificado de cadáveres que aún no han sido recuperados tras el terremoto del 12 de enero.

La segunda crisis médica ha llegado. Los doctores luchan contra la desnutrición severa y las enfermedades como la que mató a Abigail. Un respirador artificial la podría haber salvado, dijo Colimon, pero el hospital no tiene ninguno, ni máquinas para electrocardiogramas.

El calor dentro de las carpas de pediatría y maternidad a pleno sol y sin ventiladores podría haber sido otro factor para esa muerte.

"Esta carpa completa, todos los niños dentro de ella, están deshidratados porque hace mucho calor", dijo Willow Walsh Hughes una enfermera estadounidense que trató de consolar a la madre de Abigail cuando murió su hija.

Walsh Hughes mostró una bolsa de solución intravenosa casi llena que habían conectado a Abigail. El contenido de la bolsa no entró en el cuerpo de la bebé porque la vena a la cual la inyectaron se había secado.

La enfermera y los médicos dijeron que muchas madres como Bess, que habían mantenido a sus bebés dándoles pecho ya no producen leche porque casi no tienen que comer.

"Ella tiene hambre", dijo Walsh Hughes pellizcando el brazo izquierdo de Bess.

"Se le pueden sentir los huesos"